sábado, abril 20, 2024

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El LSD diluye la frontera entre la propia consciencia y la del entorno

La frontera que nos permite distinguir dónde terminamos nosotros y empieza el resto del mundo desaparece bajo los efectos del LSD o ácido, un fenómeno conocido como disolución del ego. Para comprender qué sucede en el cerebro en esos momentos, una quincena de voluntarios se sometió a una resonancia magnética después de haber tomado esta droga psicodélica. Los resultados del estudio, publicado en la revista Current Biology, arrojan luz sobre el mecanismo de acción de una sustancia que fue muy utilizada en los años 50 y 60 en Psiquiatríay una seña de identidad del movimiento hippie.

La disolución del ego “no es un estado disminuido o reducido de conciencia, como sucede durante el sueño o la anestesia”. Así lo describe a EL MUNDO Enzo Tagliazucchi, autor del estudio e investigador del Royal Netherlands Academy of Arts and Sciences de Ámsterdam. Incluso “puede conducir a un estado plenamente consciente en el cual la consciencia de nosotros mismos se confunde con la consciencia de nuestro entorno“, explica. Niega que la disolución del ego, en sí misma, entrañe algún peligro pero reconoce que puede “causar aprehensión y ansiedad en individuos que no están preparados para esta experiencia, en especial, en aquellos que deseen controlar el viaje de LSD y encuentren, para su gran frustración, que no pueden hacerlo”.

Las drogas psicodélicas alternan la percepción de la realidad, “pero la realidad que experimentamos mientras estamos despiertos, en gran medida, es también una ilusión“, concluye Enzo Tagliazucchi en un comunicado. Su deseo es seguir usando este tipo de sustancias para investigar y mejorar el conocimiento sobre el estado de consciencia durante el sueño, la anestesia y estados de coma.

Mayor conexión entre áreas cerebrales

La sensación que experimentan los consumidores de LSD es fruto de una mayor conexión e intercambio de información entre ciertas regiones del cerebro involucradas en tareas intelectuales. “En condiciones normales, nuestro cerebro se basa en redes independientes que realizan funciones especializadas por separado, como ver, moverse u oír”, explica a EFE el coautor de la investigación, Robin Carhart-Harris, del Imperial College de Londres. Sin embargo, añade, “bajo los efectos del LSD la separación entre estas redes se rompe y, en su lugar, vemos un cerebro más integrado o unificado“. También se han observado cambios en zonas responsables de la sensación de abandonar el propio cuerpo.

Cabe preguntarse, entonces, si el LSD es capaz de aumentar de forma transitoria el potencial intelectual. “Existe amplia evidencia anecdótica de científicos y artistas que han utilizado el LSD y experimentando momentos claves de creatividad. Un caso conocido es el de Francis Crick, que descubrió la estructura del ADN, junto con James Watson. Y todos conocemos el caso de los Beatles. El problema es que esta gente ya era muy brillante y creativa. Desconocemos hasta que punto el LSD puede despertar creatividad en individuos más normales“, cuenta a este diario Tagliazucchi, que espera seguir realizando investigaciones en esta línea.

Posible aplicación terapéutica

Más fácil, en cambio, parece el destino del ácido como fármaco. “Creemos que drogas como el LSD pueden utilizarse para generar un ventana de oportunidad en la cual individuos con trastornos como ansiedad o depresión pueden reflexionar más profundamente sobre su condición y generar ideas a las que normalmente no podrían llegar“, asegura Tagliazucchi. En su opinión, la combinación de terapia y el uso de psicodélicos “podría generar un efecto prolongado en el tiempo”, lo que reduciría la frecuencia entre dosis.

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