Es un Madrid de muchos rostros el de Zinedine Zidane. Se le ha visto jugar partidos feos (Celta, Sporting), partidos bonitos y entretenidos (Real Sociedad), trabados (Espanyol). Se le ha visto hacer goleadas, se le ha visto sufrir y remontar. Se le ha visto espeso, pero también sin fisuras. Se le ha visto a gusto, cómodo y seguro. Se le ha visto con carácter. Sobre todo se le ha visto efectivo. Desde que empezó la temporada cuenta los partidos por victorias: seis (Supercopa de Europa, Champions y cuatro de Liga).
Todos damos todo”
“Tenemos un plantillón de 24 jugadores que serían titulares en cualquier equipo. Aquí todos suman, todos remamos en la misma dirección. Es lo que nos pide el míster y es lo que ha conseguido: que seamos un grupo, un grupo de amigos. Esta es la base del vestuario. La clave es que da igual que juegues un poco más o un poco menos, todos damos todo”, explicó Carvajal.
Zidane asegura que se lo ha explicado a los jugadores con las mismas palabras que se lo explica antes y después de los partidos a los periodistas: hay partido cada tres días, una plantilla de 24 jugadores, todos buenos, y la lógica dice que tienen que jugar todos. Algunos, evidentemente, más que otros. La lógica dice que no es fácil que todos lo acepten. Zidane y los buenos resultados, sin embargo, ayudan a aceptar las rotaciones y verlas con buenos ojos.
El técnico ha conseguido que el equipo se acople con naturalidad a los cambios. “Siendo el entrenador, cuando eso funciona, sólo puedes estar contento. Lo hacen fenomenal, los que entran y los que salen. Las rotaciones las utilizaremos siempre. Vamos a seguir así, tengo a 24 futbolistas y todos tienen calidad, vamos a jugar 60 partidos y hay que cambiar jugadores en cada uno de ellos. Sale uno, entra otro y lo hace fenomenal”, repitió anoche Zidane después de la victoria contra el Espanyol y a la espera de recibir, el miércoles, al Villarreal. Con más rotaciones.