miércoles, abril 24, 2024

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Estados Unidos exhibe firmeza con sus aliados asiáticos ante Corea del Norte

Estados Unidos exhibió este jueves unidad ante el desafío nuclear de Corea del Norte con sus dos mayores aliados en Asia: Corea del Sur y Japón. El presidente Barack Obama acordó reforzar la cooperación en seguridad y el rechazo a las ambiciones atómicas de Pyongyang en una reunión conjunta con su homóloga surcoreana, Park Geun-hye, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe. La cita se celebró antes del inicio de una cumbre sobre seguridad nuclear en Washington en la que participan delegaciones de una cincuentena de países.

De la reunión no salió ningún compromiso concreto, pero sirvió para mandar un mensaje de firmeza a Pyongyang a las cuatro semanas de que el Consejo de Seguridad de la ONU impusiera nuevas sanciones al régimen de Kim Jong-un por sus últimos ensayos nucleares. La cita, según la Casa Blanca, evidenció la “determinación y habilidad de contrarrestar la amenaza” de Corea del Norte.

Obama buscó reforzar ese frente común al régimen de Kim en la reunión que celebró después con su homólogo chino, Xi Jinping. Pekín es el principal valedor de Pyongyang pero en los últimos meses ha marcado distancias con el hermético país al criticar sus pruebas nucleares y permitir la aprobación de las penalizaciones de la ONU.

En un intervalo de pocas horas, Obama constató las distintas realidades asiáticas y enfoques diplomáticos de la primera potencia mundial en la región. Desde su llegada a la Casa Blanca en 2009, Obama promueve una mayor relevancia de Asia en su política exterior.

Corea del Sur y Japón son aliados cercanos de EE UU desde mediados del siglo pasado: la alianza se cimenta en la cooperación y protección militar -el llamado paraguas de seguridad- que ofrece EE UU a dos países con sistemas democráticos y capitalistas.

China, la segunda potencia mundial, tiene un sistema autoritario capitalista pilotado por un régimen comunista. EE UU ha reforzado la cooperación con el gigante asiático -como evidencia el entendimiento en los últimos años en la lucha contra el cambio climático- pero recela de sus ambiciones como potencia emergente y mantiene diferencias de calado en asuntos de derechos humanos, ciberseguridad y reclamaciones territoriales.

“Hemos acordado que la cooperación trilateral en seguridad es esencial para mantener la paz y estabilidad en el noreste de Asia, disuadir la amenaza nuclear de Corea del Norte, y la potencial proliferación nuclear como consecuencia de las actividades de Corea del Norte”, dijo Obama, junto a Abe y Park, tras la reunión.

En una petición implícita a China, el presidente instó a la comunidad internacional a ser “vigilante” en la implementación de las sanciones de la ONU. Su homóloga surcoreana explicó que los tres países acordaron coordinarse mejor en sus respectivas penalizaciones a Pyongyang. EE UU endureció hace dos semanas su embargo comercial al régimen norcoreano.

Las provocaciones nucleares de Corea del Norte acercan a países. Obama tuvo que esforzarse hace dos años para lograr la primera reunión conjunta con los líderes de Corea del Sur y Japón. Ayer el clima fue más distendido. Park y Abe mantienen una relación tirante, pero en los últimos meses se han acercado ante el temor compartido sobre Pyongyang.

En noviembre, mantuvieron su primera reunión y acordaron resolver diferencias históricas. EE UU promueve el entendimiento entre sus dos aliados no solo para contrarrestar a Corea del Norte sino también las tentaciones expansionistas chinas.

La sombra de Trump

En las reuniones, planearon implícitamente las polémicas propuestas de Donald Trump. El empresario multimillonario, que lidera la carrera para hacerse con la nominación republicana a las elecciones presidenciales de noviembre, esgrime que la política comercial de China y Japón perjudica a EE UU y amenaza con imponerles elevados aranceles.

Trump también alega que Washington invierte demasiado dinero en proteger a Tokio y Seúl, y que apoyaría que esos países desarrollen armas nucleares. La Casa Blanca dijo este jueves que eso sería “catastrófico” porque rompería con la doctrina estadounidense -plasmada en la cumbre- de promover en las últimas décadas la no proliferación.

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