Tegucigalpa
El mexicano Gustavo Castro, testigo clave en el crimen contra la ambientalista Berta Cáceres, salio del país por medio del Aeropuerto Internacional de Toncontín, luego que la jueza de La Esperanza, Intibucá, Victoria Flores Orellana, revocara la medida judicial que le impedía abandonar Honduras.
Gustavo Castro llego al aeropuerto a eso de las 4:30 de la mañana acompañado de la Embajadora de México, Dolores Jiménez y el Cónsul Omar Hurtado y un fuerte cuerpo de seguridad.
En declaraciones a la radio Progreso, Castro dijo que después de “tantos días de incertidumbre” se iba “con la preocupación por la criminalización” que se hace con los activistas de derechos humanos en Honduras.
Castro estaba retenido en la embajada de México en Tegucigalpa luego de que las autoridades migratorias le impidieron salir del aeropuerto Toncontín por una alerta migratoria del juzgado de La Esperanza (oeste).
El mexicano resultó con heridas leves a manos de los desconocidos que la madrugada del 3 de marzo entraron a la vivienda de Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), en La Esperanza y la asesinaron a tiros.
La determinación de la Fiscalía se realizó luego que quedaron claros varios aspectos, en el entendido que Casto Soto fue la única persona que estuvo presente cuando ocurrió el crimen contra la lideresa indígena.
“Se agotaron todas las investigaciones y pruebas científicas”, se explicó por parte la Fiscalía.
Sin embargo, se establece que “no se descarta que a futuro se pueda solicitar la presencia del testigo de surgir nuevos elementos en la investigación”.
Luego del crimen contra Cáceres, la Fiscalía pidió al juzgado que restringiera la salida del país de Castro Soto para indagar sobre lo que él había observado cuando ocurrió el crimen y poder unir la información recogida con la prueba científica y determinar quiénes son los responsables del hecho. “La Fiscalía quiere agradecer al señor Castro Soto por toda la colaboración brindada”.
Durante los 30 días que se mantuvo en el país, el ciudadano extranjero mostró toda la colaboración requerida por la Fiscalía, estuvo resguardado en la sede de la embajada de México, donde se le dio la protección necesaria.
El 3 de marzo, Castro Soto se encontraba alojado en la residencia de Cáceres, porque brindaría varias charlas, cuando se produjo el crimen, él también resultó con dos rozones de bala, por lo que fue llevado a un centro médico donde fue atendido y dado de alta en las horas subsiguientes, desde ese momento comenzaron las indagaciones a su persona para conocer qué había ocurrido en la residencia.