viernes, abril 19, 2024

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Hillary, a las niñas de EEUU: “Quizá sea la primera presidenta, pero ustedes serán las siguientes”

Estamos listos para hacer Historia?” La alcaldesa de Maryland, Stephanie Rawlings-Blake, abrió con esas palabras la votación en la Convención Demócrata de los representantes de los 50 estados y 6 territorios que forman Estados Unidos.

Más de una hora después de que Rawlings-Blake hubiera hecho su afirmación, le llegó el turno al estado de Dakota del Sur. Y fueron los voto es de ese estado, que, paradójicamente, va a votar por Donald Trump en noviembre, los que dieron los delegados necesarios para que la ex primera dama, ex senadora, y ex secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, se convierta en la primera mujer de la Historia de ese país que es nombrada candidata a la presidencia por uno de los dos grandes partidos que monopolizan el poder en la primera potencia mundial. El Partido Demócrata de EEUU ha hecho historia, igual que la hizo hace 8 años cuando nomino en Denver a la primera persona que no es de raza blanca, Barack Obama, a ese cargo.

Hillary intervino por sorpresa a través de una conexión de vídeo desde Nueva York que duró unos segundos. “Puede que me convierta en la primera presidenta de Estados Unidos -dijo dirigiéndose a las niñas que estuvieran escuchándola. Pero la próxima puedes ser tú“, expresó en su mensaje.

“No me puedo creer que hayamos abierto la grieta más grande en este techo de cristal”, consideró la ex primera dama, tras una emocionante actuación de la cantante Alicia Keys, que interpretó en el escenario de la convención ‘Superwoman’, en honor al logro femenino alcanzado hoy para la

El viaje de Clinton a la nominación a Casa Blanca ha sido mucho más largo que el de Obama. Ha durado 17 años, 5 meses, y 10 días. Ése es el tiempo que ha pasado desde que anunció su interés en convertirse en senadora por el estado de Nueva York, el 16 de febrero de 1999. Clinton fue, además, nombrada oficialmente candidata por su mayor rival en las primarias, el senador por Vermont Bernie Sanders, el máximo representante de la izquierda demócrata, muchos de cuyos miembros se niegan a aceptar la legitimidad de la victoria de Clinton.

El simbólico acto de Sanders es un esfuerzo más del Senado y del Partido Demócrata de escenificar una unidad inexistente. Después de disputar a Clinton las primarias hasta el final, de haberse negado durante semanas a reconocer la victoria de la ex primera dama, y de haber sembrado todo tipo de dudas acerca de la limpieza de las primarias, Sanders se ha encontrado con que el movimiento que ha lanzado le ha devorado. El senador ya no guía su autoproclamada revolución. En vez de eso, trata de meterla dentro del redil demócrata. Pero, por utilizar una expresión anglosajona, tratar de dirigir una revolución “es como pastorear gatos”. O sea, una tarea imposible.

Aun así, Sanders dejó muy clara su apuesta el lunes, cuando habló ante la Convención en pleno. Y así volvió a exponerlo ayer: su objetivo es que Clinton gane la Presidencia, y “que nuestra campaña haga la transición hacia una organización que anime a los jóvenes a entrar en política. La revolución política ha comenzado“.

La alianza entre Hillary y Sanders ha sido muy difícil. Las primarias demócratas se terminaron el pasado 14 de junio. Pero solo el 24 de junio el senador por Vermont dijo que “probablemente” votaría por Clinton. Y fue apenas hace dos semanas cuando respaldó plenamente la candidatura de su rival.

Ha sido un proceso psicológicamente duro para Sanders. Las primarias estadounidenses son inimaginablemente duras -se trata de hacer campaña durante un año, algo que jamás podría imaginar un político europeo acostumbrado a ganar en congresos de partido- que requieren un inmenso gasto de energía física y psicológica.

Clinton experimentó algo parecido en 2008, cuando perdió frente a Barack Obama, y además por un margen mucho más pequeño que el de Sanders, que a fin de cuentas se ha quedado con 3,8 millones de votos menos que su rival (de hecho, y dependiendo de cómo se cuenten los votos, Hillary sacó más papeletas que Obama en aquellas primarias). Pero Hillary apoyó a su rival inmediatamente. A cambio, obtuvo el cargo de secretaria del Estado cuando Obama fue elegido.

En el caso de Sanders el proceso ha sido más largo y más tenso. La campaña de Clinton no le ha metido prisa para que admitiera su derrota, en buena medida porque corría el riesgo de que el senador por Vermont acabara presentando batalla en la Convención, y le ofreció una rendición con condiciones. Sanders aceptó. Exigió cambios en los procedimientos internos del partido demócrata y logró varios de ellos. También ha conseguido que parte de su programa contrario a los acuerdos de libre comercio y de gratuidad de la enseñanza universitaria sea incluido en el programa del Partido Demócrata.

“Hillary sabe lo que significa estar en una campaña durante más de un año, llegar hasta el final, y perder”, explica a EL MUNDO Jorge Silva, el jefe de prensa de Clinton para medios en español. “El 95% de las propuestas y objetivos de Sanders y Clinton eran los mismos. En lo que estaban en desacuerdo era en cómo alcanzar esos objetivos. Así que en las campañas nos sentamos en una mesa, y nos pusimos a negociar y a buscar compromisos”, recalca Silva.

Ahora, sólo queda que los seguidores de ambos busquen ese compromiso. Y esa tarea está siendo puesta a prueba cada noche en la Convención Demócrata.

Bill Clinton “Hillary nos hará más fuertes juntos”

El ex presidente Bill Clinton envió un mensaje a latinos y musulmanes, blancos habituales de los ataques del republicano Donald Trump, para que ayuden a ganar a la candidata demócrata a la Casa Blanca, su esposa Hillary Clinton, en las elecciones de noviembre. “Hillary nos hará más fuertes juntos”, dijo el ex mandatario en su discurso ante la Convención Demócrata.

La última parte del discurso de Bill Clinton fue un alegato a favor de la integración, en contraste con el mensaje habitual de Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca.

“Si usted es musulmán y ama Estados Unidos y la libertad, y odia el terror, quédese aquí y ayúdenos a ganar”, urgió el ex presidente, quien también hizo un llamamiento a favor de que se apruebe una reforma migratoria en el país.

También preguntó a los asistentes a la convención sobre las diferencias entre la imagen de Hillary Clinton que presentan los demócratas y la de los republicanos. “Una es real, la otra es inventada”, dijo entre risas Bill Clinton, quien acusó a los republicanos de haber creado una “caricatura” de su esposa para competir contra ella en vez de enfrentarse a la Hillary “real”.

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