jueves, abril 18, 2024

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La guerra Zidane-Ronaldo

Zidane decide sacar del terreno de juego a Ronaldo. Cuando el luso llega a la altura de su entrenador, retruca la mano, pero ni le mira. Cuando llega al banquillo la estrella en decadencia empieza a despotricar en portugués. Zidane acaba de sacar el hacha de guerra con una estrella marchita, apagada, inútil para el juego.

Fue justo en el peor momento, porque no mucho después, la Unión Deportiva, laBanana Mecánica explota con un gol de suerte y Zidane se pone a cuarenta grados de fiebre amarilla y recuerda al Villarreal. Dos partidos sin ganar, dos partidos con su equipo estado esperpéntico y lo que es peor, la tragedia de la “fiebre amarilla” puede llegar a su zenit, en Dortmund, donde Ronaldo aparecerá cabreado. Con unBale que se desentiende de la situación mientras el portugués se quiera erigir como líder. Con Benzema y Morata en su papel de inútiles arietes. Dos finos estilistas que jamás podrán ver un gol y, encima, Modric y Kroos, en denigrante baja forma.

Zidane está más perdido que un español en la ciudad de Argel. No tiene equipo. Rota excesivamente. No tiene idea de un sistema de juego y por fallar, le falla hasta el portero, porque lo ha puesto nervioso metiéndole a Keylor en el banquillo. Es tan torpe el técnico blanco que alguien tendrá que decirle que con el portero no se juega. Hay un titular y un suplente. Y punto. Tal como escribí hace meses, Zidane no es un entrenador de fútbol. Es otra cosa. como lo fue Di Stéfano cuando quiso ser técnico. Es bien distinto ser un fenómeno como jugador a, luego, pretender ser un gran entrenador.

Los dos primeros goles retrataron las ineptitudes de Zidane. Marco Asensio marca un tanto porque el Madrid juega sin delantero centro. Morata no sé lo que es. Italia lo ha adulterado. En el empate de la Banana Mecánica, Tana remata con toda la comodidad, porque la segunda línea del Madrid , es decir, Kroos y Modric, no sirven, juegan a las canicas, pero no saben defender. Un desastre como composición táctica.

La Banana Mecánica hubiera ganado fácil el partido de no haber jugado durante la semana. La suerte de Zidane es que la Unión Deportiva jugó en San Sebastián y no resiste dos partidos en una semana, como demostró en la segunda fase, cuando parecía que la banana se había podrido. El técnico de moda no pudo preparar mejor el lance ni conseguir que su equipo estuviera más fresco.

Ya dije que frente a los tres equipos amarillos el Madrid iba a sufrir, a no ganar. No me he equivocado. Y queda lo peor: Dortmund, con un Ronaldo que ya no se cree a su entrenador, tras la traición que le ha hecho en Gran Canaria, con un ataque a su soberbia asquerosa. Y con un equipo que no tiene personalidad, que no juega a nada, que es un cuadro esperpéntico de estrellas mal dirigidas. Los funambulistas de la propaganda merengue se creerán que el este es el circo Ringling, con tres pistas. Es patético.

Florentino Pérez se ha equivocado grotescamente. No ha fichado nadie, con lo que la plantilla se cree imprescindible, sin cambios. No ha fichado a un goleador y lo que es peor, ha traicionado a su propia filosofía: no ha logrado darle a Zidane su único capricho: Pogba, porque no quería consentir que un viejo como Ronaldo cobrara menos y el fichaje fuera más caro que su marchito Cristiano. Grave error. Pogba hizo en Manchester una exhibición. Allá las películas de los piperos que creen que Modric es mejor que Pogba. Por ejemplo.

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