viernes, marzo 29, 2024

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Un año después de que estallara el escándalo de corrupción en la Fifa

Hay guiones de ciencia ficción que parecen más reales que lo vivido en la Fifa en los últimos doce meses. Un año en el que la organización deportiva más poderosa del mundo ha elegido dos veces presidente y ha tenido que reformarse por dentro y maquillarse por fuera para intentar acabar con la corrupción.

Si el 27 de mayo de 2015 alguien se hubiera empeñado en convencer a Gianni Infantino de que hoy sería el sustituto de Joseph Blatter en la presidencia no le habría hecho ni caso. El suizo habría puesto su clásica y amable sonrisa y habría seguido a lo suyo.

Lo suyo, entonces, era ejercer de mano derecha de Michel Platini, presidente de la Uefa desde el 2007 con aspiraciones y opciones de presidir la Fifa, sin imaginar que ésta le cortaría el paso. Y lo suyo ahora es transformar una organización que acaba de ampliar a 211 la cifra de sus federaciones miembro, con la admisión hace apenas dos semanas de Gibraltar y Kosovo, y que se afana en cirugías internas y externas en busca de una credibilidad perdida.

Desde las catorce lejanas detenciones de mayo 2015 en el lujoso hotel Baur au Lac de Zúrich, que mañana cumplirán un año, el Congreso que a los dos días reeligió a Blatter para un quinto mandato y la posterior renuncia de éste una semana después, en pleno estallido del llamado “Fifagate”, la organización ha sufrido un calvario.

Sin poder dejar de funcionar administrativa y futbolísticamente y en paralelo a la investigación policial desde Estados Unidos y Suiza por corrupción, fraude, lavado de dinero, extorsión y sobornos, las extradiciones y las inhabilitaciones han llenado su día a día.

En su dietario, aquel paso atrás de Blatter el 4 de junio de hace un año obligó a una presidencia interina y una convocatoria de otras elecciones que se celebraron el 26 de febrero. El mejor colocado y uno de los primeros en postularse entonces fue Michel Platini.

El francés, llamado a ser el heredero natural de Blatter, se encontró en mitad del proceso electoral con una inhabilitación de ocho años dictada por la Comisión de Ética, que castigó igualmente a Blatter por considerar que un contrato entre ambos (dos millones de francos suizos) cuando trabajaron juntos, y pagado en 2011, incumple el código ético de la organización.

Esta Comisión terminó de decapitar la cúpula directiva poco después con otra sanción para el entonces secretario general, Jerome Valcke, y la más reciente, hace días y también por irregularidades financieras, a quien había sustituido temporalmente al francés, el alemán Markus Kattner.

La anulación de Platini obligó a la Uefa a improvisar una candidatura a cuya cabeza colocó a Gianni Infantino con la esperanza, probablemente, de que una exculpación a tiempo permitiera al galo ser candidato y ganar en las urnas la presidencia de Fifa.

La reducción de ocho a seis años del castigo y su rápido recurso al TAS -que lo ha rebajado a cuatro- no le permitieron llegar a tiempo, pero el Congreso votó por lo más parecido a él. Infantino ganó con 115 votos frente a los proyectos del jeque de Bahrein Salman bin Ebrahim Al Khalifa (88), el príncipe jordano Alí bin Al Hussein (4) y el francés Jerome Champagne, sin apoyos.

Casi en plan refundación, el suizo defendió una nueva era con una serie de reformas que afectan tanto a sus órganos de gobierno, como a sus Estatutos, que se pusieron en marcha hace apenas diez días en México.

Allí Infantino sorprendió con el nombramiento de la diplomática senegalesa de Naciones Unidas Fatma Samba Diouf Samoura como nueva secretaria general y dio por superada la crisis. Pero como casi nada es perfecto a las pocas horas surgieron las primeras discrepancias.

Uno de los nombres aparentemente claves en los últimos años, el presidente de la Comisión de Auditoría y Conformidad, el italiano Domenico Scala, dimitió por discrepar de la decisión de que sea el Consejo que ha reemplazado al Comité Ejecutivo el que pueda designar, de forma provisional, a los miembros a las plazas vacantes de los comités de nueva creación.

La salida de Scala y la votación sobre este punto en México han suscitado las primeras polémicas de la nueva era y el actual presidente ha escuchado ya cómo el jordano Ali Bin Al Hussein, elegante rival en las urnas y crítico lejos de ellas, le ha acusado de “completa traición”. Sus palabras sonaron así de duras poco después del optimista mensaje de Infantino sobre la “unión de toda la Fifa”, pero solo el tiempo, y quizá los resultados, mostrarán quién de los dos tiene razón.

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