sábado, mayo 10, 2025

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Los cambios de la política antidrogas de México

México, país golpeado por la violencia del narcotráfico desde hace décadas, pero especialmente en los últimos 10 años, comenzó a dar grandes pasos para buscar un nuevo enfoque que enfrente la problemática (inicialmente con la marihuana) más allá de la represión, a la que muchos analistas consideran que no ha logrado los resultados esperados.

Ese país, que se había marginado del debate que a nivel continental se ha venido dando sobre la marihuana, hace pocos días entró de lleno en la discusión de dos propuestas concretas: la legalización de la marihuana y sus derivados para fines medicinales y el aumento de la dosis que una persona puede poseer para consumo recreativo.

Además, ya se abrió una discusión en el país sobre la conveniencia de que sea el Estado el que produzca y comercialice la amapola para elaborar opiáceos farmacéuticos como la morfina, como un esfuerzo para debilitar a las bandas de tráfico de heroína.
 Así, con este cambio de enfoque, México se une a varios países que están cuestionando el prohibicionismo y es justamente en la nación que con más de 100.000 muertos en la última década ha puesto la cuota más grande de violencia por culpa de esa problemática.

“Los términos del debate en torno a las drogas están cambiando, en México y en el mundo”, dijo hace una semana el presidente Enrique Peña Nieto ante el foro de las Naciones Unidas.

Es por eso que el Gobierno mexicano presentó al Congreso una propuesta que autoriza el uso medicinal de la marihuana y la investigación clínica con fines de registro y control para diferentes tipos de productos derivados o que contengan cannabis, y además aumenta de 5 a 28 gramos la cantidad que los ciudadanos pueden portar para su consumo personal.

Sin embargo, expertos mexicanos consultados por este diario consideran que la propuesta gubernamental todavía tiene vacíos y preguntas por responder o que incluso es cosmética, pues se hizo con el fin de entrar en una discusión de la que el país se había quedado rezagado.

En diálogo con el diario colombiano EL TIEMPO, el general retirado del ejército mexicano Francisco Gallardo Rodríguez, doctor en Administración Pública y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), dijo que el proyecto del gobierno de Peña Nieto “no es una decisión de fondo, sino un maquillaje para mostrar al exterior que avanzamos y hay voluntad política de que se quiere avanzar en la discusión sobre el tema de las drogas”.

Analistas y autoridades estatales señalan ejemplos en los que la iniciativa se queda corta, como en el caso de que si bien se permite la posesión de hasta 28 gramos para autoconsumo, se deja en la ilegalidad la producción y venta de la marihuana, y de esa manera no se atacan las finanzas de los carteles ni la violencia que estos generan.

El gobernador del estado de Morelos, Graco Ramírez, considera que México debería fijarse en una legislación como la que se está planteando y discutiendo en Canadá, que prohíbe el acceso de menores de edad a la marihuana, pero también ataca las finanzas de las esas organizaciones.

El mandatario regional de Morelos dice que se pueden recaudar impuestos de una industria legal de la marihuana que se usaría para atacar los problemas de salud pública generados por el consumo e invertir en educación y campañas de prevención.

Marco Cancino, director de Inteligencia Pública, centro de pensamiento con sede en Ciudad de México, le dijo a este diario que en la discusión abierta por el gobierno de Peña Nieto hay muchos temas que deben ser resueltos y debatidos, y señaló que con el aumento de la dosis personal también “podría aumentar el número de adictos a la marihuana, así como la atención médica y los recursos públicos para atender las adicciones”.

Sobre el debate que se plantea acerca del cultivo de la amapola, aunque no hay una decisión tomada por el Gobierno, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sí preguntó a expertos a finales del 2015 si su país podría obtener autorización de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de las Naciones Unidas, para cultivar y exportar amapola de opio para fabricar analgésicos.

La realidad

Una eventual regulación de la amapola dificultaría que las bandas narcotraficantes de México produjeran heroína, pero ante unas instituciones gubernamentales expuestas a la corrupción, con bajos recursos y el poder del dinero y la violencia del narcotráfico, algunos consideran que hay dudas sobre ese resultado.

Unos consideran que la regulación permitiría la existencia del mercado legal y el ilegal, lo que aumentaría la producción.

Para el general Gallardo, un probable escenario de regulación de la producción de amapola “podría impactar en las funciones que el ejército realiza contra el narcotráfico” en zonas de producción y tránsito.

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