Barack Obama ha venido a Filadelfia a predicar a los conversos. Sobre un escenario montado al aire libre en el paseo de Benjamin Franklin, conocido como los Campos Elíseos de Filadelfia, el presidente de los Estados Unidos ha venido a alentar a las tropas demócratas. Porque, en Pensilvania, la victoria está más que asegurada frente a un Donald Trump que suscita abucheos entre la multitud. “No abucheen, voten” insiste Barack Obama.
Una frase que repite como un mantra desde la convención nacional demócrata que tuvo lugar en esta misma ciudad hace un mes y en la que Clinton fue investida. Durante más de media hora, el presidente ha destacado la figura de Hillary Clinton frente a un Donald Trump que nunca ha gobernado.
“Trump repite cada día cosas que, viniendo de cualquier otro candidato, lo habrían descalificado de la carrera hacia la presidencia, pero, a fuerza de repetirlas sin cesar, la prensa acaba por no contrastarlas”, comenta recordando el fracaso de entrevista con Matt Lauer, en la que el presentador de la NBC no confrontó a Donald Trump cuando afirmó haberse opuesto “desde el principio a la guerra en Iraq”.
Barack Obama está en terreno conquistado. Filadelfia es un bastión demócrata y votará a favor de Clinton. La única incógnita será saber si la movilización será lo bastante fuerte para contrarrestar el voto republicano del noroeste de Pensilvania.