La economía de Estados Unidos de Norteamérica avanzó a un preocupante ritmo anual del 0,7 %, el más lento en tres años, durante el primer trimestre de 2017, el período de arranque del Gobierno del presidente Donald Trump.
Este cálculo es el primero de los tres que publica el Departamento de Comercio de EEUU sobre la evolución trimestral del producto interior bruto (PIB).
El incremento del PIB a una tasa anual del 0,7 % entre enero y marzo fue el más débil desde el primer trimestre de 2014 y supone una marcada ralentización con respecto al aumento del 2,1 % registrado de octubre a diciembre pasado.
El consenso entre los analistas era un incremento del PIB de alrededor del 1 % entre enero y marzo, tras ese avance del 2,1 % en los últimos meses del Gobierno del expresidente Barack Obama y el crecimiento del 1,6 % con el que EEUU cerró el año 2016.
La debilidad del PIB en el primer trimestre del año se debió fundamentalmente a la brusca caída en el gasto de los consumidores, que representa dos tercios de la actividad económica del país y aumentó a un ritmo anual de apenas un 0,3 % frente al 3,5 % del periodo anterior.
Ese pobre avance del gasto de los consumidores entre enero y marzo fue el peor dato desde finales de 2009.
No obstante, los analistas prevén una recuperación del gasto en los próximos meses, dado que la debilidad en el primer trimestre se debió fundamentalmente a factores temporales como la caída en la ventas de vehículos y un invierno suave que redujo las compras de ropa y la demanda de
Estados Unidos lleva 11 años consecutivos con crecimientos anuales del PIB inferiores al 3 %.
Trump ha prometido que la economía del país volverá a crecer de manera sostenida entre el 3 % y el 4 % anual bajo su mandato, que comenzó el pasado 20 de enero, aunque los pronósticos de organismos como la Reserva Federal (Fed) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) son más modestos por ahora, al menos para este año y el siguiente.
Al presentar esta semana el esperado plan de reforma fiscal de Trump, su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, reiteró que con él se podría conseguir ese crecimiento del PIB del 3 % anual o más y que el objetivo es tenerlo aprobado por el Congreso para finales de año.
El plan fiscal de Trump incluye importantes recortes de impuestos para las empresas y reducción de tramos para los trabajadores, pero el Gobierno no ha ofrecido detalles sobre cómo será compensada la notable pérdida de ingresos más allá de que se pagará “por sí sola” con el crecimiento económico.
Según las primeras estimaciones, esa propuesta puede llevar al Gobierno federal a perder 2 billones de dólares a lo largo de 10 años.
Pese al dato decepcionante de la evolución del PIB en el trimestre, los expertos coinciden en que la economía estadounidense goza de buena salud, con un mercado laboral cercano al pleno empleo y una tasa de desempleo que quedó en marzo en el 4,5 %, la más baja en una década.