viernes, abril 26, 2024

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La mesa de billar más cara del mundo se hace en Vigo

Las mesas Elysium, con un imponente cuerpo de fibra de carbono, cuestan 160.000 euros. Su creador es el gallego Pedro Sánchez Nogueira y sus fans se reparten por Rusia, Emiratos Árabes o Mónaco. Solo se van a fabricar 50 unidades.

De crío nunca se le fue el alma por hacer novillos en los billares. La carambola es que Pedro Sánchez Nogueira (Vigo, 15 de julio de 1961) resultó tan aplicado en el plano académico y posteriormente brillante en el plano empresarial que ha acabado haciendo “billares con alma”. Porque sus mesas de pool son siderales, galácticas, dignas de una secuencia de James Bond contra supervillano, diseñadas para caprichosos que rebuscan matices de ultralujo.

No hay otras iguales ni mejores en todo el mundo. Se precian como obras maestras de ingeniería futurista, con cuerpo entero de fibra de carbono, cuero y aluminio y que se venden por 160.000 euros la unidad. “Y deberían venderse por 300.000 euros. Hemos puesto un precio político, correcto. Vamos a fabricar solo 50 unidades numeradas. Solo en cada una de ellas gastamos 85.000 euros en componentes, sin contar mano de obra”, explica Sánchez Nogueira. Una mesa de la prestigiosa marca estadounidense Diamond, de las homologadas para las grandes competiciones, cuesta entre 8.000 y 10.000 euros.

¿Disuasorias por su tarifa? Hay alta demanda de las Elysium, que así las ha bautizado. Llaman desde Rusia, Mónaco, Emiratos Árabes… Y suena el teléfono móvil en Vigo, donde Sánchez Nogueira tiene el cuartel general de su empresa IXO Carbon, SL, que además fabrica en fibra de carbono espinilleras (las de grandes astros de nuestro balompié) longboards (tablas de skate de grandes dimensiones) para chavales con papás con tendencia a regalar caro, porque el precio del monopatín asciende a 1.300 euros. “En España aún no tenemos pedidos de mesas de billar, todo nos viene del extranjero. Ya ni intento vender aquí, hace tiempo que tiramos la toalla. Por eso tenemos todos nuestros catálogos en inglés”, desliza.

Con más de 1.000 horas de trabajo para cada pieza y siete fases de producción, más de 900 partes completan este puzle lujoso. Todas son concienzudamente customizadas y ensambladas para engendrar el modelo más caro de la Historia, un mueble bello y minimalista para este juego que nació cortesano y señorial (la época de Luis XV y la Inglaterra victoriana se disputan su paternidad), fue canalla y buscavidas (cómo olvidar a Paul Newman contra Minnesota Fats), y cuyas partidas del campeonato del Mundo ahora se emiten por canales de pago a una audiencia planetaria.

“Ya tenemos seis mesas presupuestadas. Se entregan desmontadas, y se trasladan ellas solitas en un contenedor de 20 pies para un total de 12 cajas. Las acompañan nuestros técnicos, que viajan con ella donde sea, para montarla e instalar el software. Obviamente, la identidad de nuestros clientes es secreta. Pero es gente que una noche de cena y fiesta puede gastar fácilmente más de 100.000 euros sin inmutarse”, relata Pedro.

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