jueves, mayo 23, 2024

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“Las faldas venden más que el deporte”

Mientras el deporte español envejece, su gran esperanza se hace fotos en el lobby de un hostal de moderneo juvenil en Barcelona. Si algún atleta español va a convertirse pronto en un icono mundial, es ella. Está posando en un sillón cuando sale del ascensor un grupo de estudiantes alemanes, que se sientan a su alrededor como si la deportista y el fotógrafo fueran dos turistas más. Él les esquiva como puede. Ella se ríe ante la repentina invasión. Entre tanto, los responsables del establecimiento me preguntan por tercera vez quién es la chica del reportaje. Un chaval inglés nos oye y se lo explica. Es Garbiñe Muguruza. Es la futura reina del tenis.

El tiempo no perdona y los referentes de la mejor época del deporte español (Nadal, Gasol, Alonso…) enfilan su última etapa. Se buscan nuevos ídolos en un escenario donde las mujeres han asumido el mando (11 de las 17 medallas en los Juegos de Londres 2012 fueron femeninas). Hay más candidatas. Mireia Belmonte y Carolina Marín son superestrellas en natación y bádminton, pero Muguruza tiene una ventaja colosal para convertirse en el nuevo rostro de nuestro deporte a nivel mundial: es tenista.

El tenis es el fútbol del deporte femenino. El rey. Según Forbes, seis de las siete deportistas que más dinero ganaron en 2015 eran tenistas. Ésa es la élite en la que Garbiñe entró como un ciclón el año pasado al alcanzar la final deWimbledon. Y ya no frenó. Empezó el curso como la 21 del mundo y lo acabó tercera (ahora es cuarta) y con 4,5 millones de euros en premios. El triple que en toda su carrera anterior.

Con 22 años, es la más joven del Top 10 y en el circuito tenístico le han asignado un título nobiliario: es la heredera. La futura número 1 del mundo.

Se da casi por hecho que cuando acabe el reinado de Serena (34 años), llegará el de Garbiñe. Sin presión…
Sí, últimamente he oído mucho eso de «vas a ser la número 1». Es gracioso porque cuando me lo dicen respondo cortada, en plan «bueno, ojalá, a ver si puedo…». Pero soy muy ambiciosa y lo tengo en mente. No sé si llegaré a ser la número 1, ¿pero qué mejor que creértelo?
¿Te agobia?
Cuando la gente te lo dice, te pone un peso extra encima. Me alegro de que me vean así, pero ¿heredera de qué? Ha ido todo muy rápido, no ha pasado ni un año desde el boom y es un shock repentino. Pero que me vean como la heredera del número 1 me parece ideal, eh. Tampoco nos vamos a quejar (risas).

Garbiñe acude a la entrevista acompañada por su madre, Scarlet Blanco, y ambas coinciden en que la vida de la tenista ha cambiado mucho desde Wimbledon. «No suelo viajar lejos con ella porque me da miedo el avión, pero me animé a ir a Miami y fue impresionante. Era la favorita de todos los latinos y la grada estaba llena de pancartas de ánimo y banderas de España. Eso hace un año ni lo soñábamos», explica Blanco, mucho más expansiva que su hija.

La tenista es amable y educada, pero mide las palabras como si llevase 15 años en la élite. No es un accidente, es una decisión de quien forma parte de la escuadra de IMG, una de las agencias de representación más poderosas del mundo. «Ahora estoy más expuesta, todos me observan. Es el precio del éxito. A ratos lo disfrutas y a ratos lo sufres. Agota, estresa… Pero me encuentro en una posición fantástica y no me voy a quejar», razona la joven adulta.

En la música se dice que el segundo disco, el que sigue al éxito inicial, es el más difícil y el 2016 de Muguruza está siguiendo ese patrón. Lleva una temporada irregular, con momentos de crisis televisada como el llanto en segunda ronda de Indian Wells, cuando no se veía capaz de acabar el partido. Ella se lo toma con naturalidad: «Tras un subidón… viene el bajón. Soy muy competitiva y a veces te sientes ansiosa y frustrada. Pero todo irá mejor». Sin embargo, los especialistas tenísticos señalan que su emotividad es lo único que podría frenarla.

¿Coincides en que la parte mental del juego es tu punto flojo?
No del todo. Soy muy emocional. Vivo mucho el tenis y es difícil que las emociones no perjudiquen a veces al juego. Pero creo que es bueno y sólo tengo que aprender a gestionarlo mejor. Y ya lo estoy logrando. El tenis es competir contra una misma y a menudo eres tu peor enemiga. Estás sola y tienes que saber convivir con el error; aceptar que vas a fallar un montón de veces. Soy una jugadora que asume muchos riesgos, así que tengo poco margen de error. Es mi estilo y no voy a cambiar.
A los periodistas nos encanta comparar a las nuevas estrellas con las del pasado. Desde su irrupción, Muguruza y, en menor medida, Carla Suárez (11 del mundo mientras escribo), han soportado ser las nuevas Arantxa Sánchez Vicario yConchita Martínez. «Yo encantada de que me comparen con jugadoras de ese nivel, pero es que no nos parecemos en nada», se ríe Garbiñe.

Conchita es ahora su entrenadora cuando juega la Copa Federación con Españay también está hastiada de la búsqueda de sucesoras: «Son taaaaantos años con esa historia. Son jugadores únicas, muy diferentes a nosotras. Nuestro tiempo pasó y su irrupción es importantísima para el tenis femenino, lo necesitábamos».La única campeona española en Wimbledon cree que Garbiñe puede unírsele pronto: «Le está costando un poco controlar los instantes de máxima tensión, pero lo logrará. Va a ser una gran estrella. Es muy refrescante este boom de los éxitos femeninos. España tiene que estar tremendamente orgullosa de sus deportistas».

El ascenso de la mujer a la cima del deporte español tiene baches y Garbiñe los sufre, con comentarios sobre su cuerpo aderezando muchas crónicas de sus éxitos. Cuando acordamos esta entrevista, lo primero que pregunta es cuántos modelos diferentes de ropa tiene que llevar para las fotos. Le sorprende que un reportaje tan largo no implique convertirla en modelo. «Es la costumbre… Lo peor es que a mí me gusta hacer esas producciones y no las voy a dejar de hacer. Me encantan el maquillaje y la moda, no veo el problema. Y cuando me hago ese tipo de fotos, me parece normal que se hable de mi físico. Pero cuando juego al tenis, que se hable de tenis. Son cosas separadas», explica.

¿Notas sexismo en el trato que se da al deporte femenino?
Sí lo he sentido a veces. Por desgracia es lo que más tira todavía, esa parte más morbosa. Las piernas, las faldas… Eso vende más que el deporte. A veces, ves las fotos que ponen en las noticias de deportistas mujeres y… Por desgracia, no está en nuestras manos cambiarlo, aunque confío en que lo hará con el tiempo. Espero que se normalice el éxito de las mujeres y dejen de fijarse en que «además de jugar bien es mona». Se va suavizando, pero aún queda.
En el tenis ha habido polémica con este tema porque tanto Djokovic como el director del torneo de Indian Wells, que dimitió luego, han afirmado que las jugadoras merecéis ganar menos dinero que los hombres.
No entiendo por qué Djokovic hizo esas declaraciones. No se puede negar que una final masculina todavía llena más un estadio que una femenina, salvo excepciones. Pero eso ha ido mejorando mucho. Antes las mujeres ganábamos menos dinero y eso se ha igualado bastante. Es fantástico porque tiene que haber igualdad sin lugar a duda. No somos menos.
¿Te molesta tener que responder en muchas entrevistas si tienes novio, si piensas tener hijos…?
No, me da igual porque soy muy abierta. Aunque prefiero hablar de tenis, claro.
Son preguntas que rara vez se le hacen a un hombre deportista.
Es posible. Pero, mira, no soy ninguna superwoman. Soy una chica normal con aficiones normales, unas que tradicionalmente se asocian a mujeres y otras a hombres. Eso se ha quedado viejo. Me encantan los coches [llega en un impecable Porsche todoterreno tuneado por ella misma] y cocinar, aunque monto unos líos descomunales. Hago mucho turismo cuando viajo a los torneos y me gusta comprar ropa… Y, por contagio de mis hermanos y de mi padre, soy una loca de las pelis de terror y de acción. Cuanta más sangre, más tiros y más ruido, mejor.
Te has convertido en un imán para las marcas. Eres la primera mujer embajadora permanente de BBVA; Stella McCartney diseña toda tu ropa para Adidas (es la tenista mejor pagada por la marca alemana) y la WTA (organización mundial de tenis femenino) os utiliza como imagen a ti y a Serena mucho más que al resto. ¿Despista todo este despliegue?
Para nada. No todo te lo puedes tomar como presión porque entonces no puedes vivir. Son cosas guays que te pasan, sin más. Es genial que me den estas oportunidades.
Garbiñe, superstar. Decía el tío de Spiderman que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad…
Que te vean como un ejemplo es lo máximo. Cuando se me acerca una niña y me dice que quiere jugar como yo, me emociono. Es cierto que cuanto más éxito, más responsabilidad. Tienes que hacerlo todo bien porque mucha gente te observa todo el rato. Es difícil porque no eres perfecta. Yo quiero que las mujeres se identifiquen conmigo porque ven a una chica normal que se sacrifica por sus sueños y los alcanza. Eso es lo que motiva a la gente, no una derecha paralela y un trofeo.

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