Hillary Clinton sigue siendo la favorita. Su claro triunfo en Misisipi, otro estado del sur que se inclina por la ex secretaria de Estado, abrumadoramenterespaldada por la minoría afroamericana, le mantiene en el camino de la nominación demócrata. Pero su rival, Bernie Sanders, se resiste a tirar la toalla. En una demostración de que le queda pegada como para prolongar la carrera, el veterano senador replicó en la noche del martes con una inesperada victoria en Michigan.
El estado de la crisis del automóvil, en el que abundan los llamados «blue collar», los trabajadores de raza blanca, uno de los grandes sectores de «irritados» de la América de hoy, dio a Sanders una mínima pero inesperada victoria. Apenas un punto y medio de diferencia, pero todo un vuelco en comparación con el dominio que las encuestas atribuían previamente a Clinton.
El contraste ofrece otro motivo de inquietud para la candidata, con vistas a la elección presidencial: ya no son sólo los jóvenes los alejados, que con un 81 por ciento en favor de Bernie Sanders volvieron a mostrarse esquivos. Michigan le ha mostrado el cóctel explosivo de un votante que, al tiempo que le daba la espalda, le abría las puertas al favorito republicano, Donald Trump, victorioso en sus primarias.
Proteccionismo
Quién sabe si las mismas encuestas que dan clara ventaja a Clinton frente al magnate en una hipotética elección de noviembre no pueden equivocarse como el martes. La variable económica irrumpió en el estado más sensible, uno de los más castigados por el desempleo, menos intenso en este país que en la vieja Europa. Seis de cada diez habitantes de Michigan creen que los grandes acuerdos comerciales de Estados Unidos han servido para que el empleo se fuera a otros países. Es el caldo de cultivo ideal para el mensaje populista y proteccionista de Trump, el mismo que sirvió para el despegue y consolidación de Le Pen entre las clases populares francesas. El que promete «terminar con el predominio de China y Japón, y el desastre de los acuerdos comerciales para nuestro país», según clama el millonario una y otra vez. A la espera de esa posible pugna, Sanders le ha dado a Clinton la primera lección. Con su rotundo mensaje en favor de los castigados por la crisis, mezclados con su no menos populista alusión permanente a la «corrupción del sistema por culpa de Wall Street», el autodenominado socialista ha logrado ser más transversal que otros grandes estados, incluso con la minoría negra. Por primera vez en lo que va de carrera, Sanders alcanzó el 30% del voto afroamericano.
Todo un aviso para la ex secretaria de Estado con la vista puesta en Ohio, estado vecino y de un perfil industrial similar, donde el próximo martes intentará consolidar su liderato en la carrera. Clinton también es favorita en Florida, el otro estado importante en litigio en el considerado «segundo supermartes».