sábado, mayo 18, 2024

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Corrupción y sequía marcan la crisis eléctrica en Venezuela

La noche del domingo pasado se fue la luz en la mitad de Venezuela, pero son tan recurrentes los cortes de energía que nadie supo si se trataba de las fallas de siempre o fue –como muchos sospechan– parte de un racionamiento no anunciado por el gobierno nacional.

Sin respuesta clara, lo cierto es que los estados Anzoátegui, Aragua, Bolívar, Carabobo, Lara, Monagas, Táchira, Trujillo, Portuguesa, Sucre, Yaracuy y Zulia estuvieron entre dos y cuatro horas sin energía eléctrica, mostrando una oscura estampa que se repitió el miércoles, esa vez en 14 regiones.

Doble antesala del apagón general que ha advertido hasta el propio ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta. Este aseguró, en un desliz de sinceridad, que en abril podría ocurrir.

El gobierno asegura que el Niño es el culpable de todos los males, pues la fuerte sequía –tres años en los que se ha reducido en más de 30 por ciento del índice de lluvias, según el ministerio de Energía Eléctrica– ha llevado al embalse de agua del complejo hidroeléctrico Guri a la alarmante cota de 244,55 metros sobre el nivel del mar (m. s. n. m.), lo que compromete la generación de 10.000 megavatios o 62 por ciento de la energía que se consume en Venezuela.

Reducir jornada

Expertos en el tema han señalado que el nivel del agua se reduce entre 8 y 11 centímetros cada día, y aseguran que al llegar a la cota de 240 m. s. n. m. deberá apagarse una de las salas de máquinas de la hidroeléctrica, so pena de causar daños irreparables a su infraestructura. El mínimo histórico al que ha llegado el embalse fue de 244 m. s. n. m. y ocurrió en el 2010, cuando se producto otro pico de sequía.

Sin embargo, fuera del gobierno se señala su ineficiencia como parte de las causas de la crisis del sector.Las medidas tomadas por el gobierno de Nicolás Maduro de reducir la jornada laboral del sector público hasta la 1 de la tarde, estrechar el horario de los centros comerciales y decretar como vacacionales todos los días de la pasada Semana Santa apenas son paños calientes que han retrasado la caída de la cota.

Esta última decisión, que suponía para las autoridades un ahorro de 40 por ciento de energía, “no tuvo el impacto esperado”, según confirmó el viceministro de Energía, Freddy Brito. “Debo ser muy sincero: no tuvimos el impacto esperado; es decir, nosotros creímos y proyectamos que durante Semana Santa íbamos a tener una reducción considerable”, pero no fue así, reconoció.

También se responsabiliza a la mala administración revolucionaria porque las plantas termoeléctricas del país –que deberían cubrir el 38 por ciento de la generación eléctrica restante– trabajan a menos de 25 por ciento de su capacidad, según apuntan expertos tanto de la Comisión Nacional Eléctrica como del grupo Ricardo Zuloaga.

El diputado José Brito, miembro de la comisión parlamentaria que estudia la crisis de electricidad, asegura incluso que de los 7.500 megavatios diarios que debe generar el sistema termoeléctrico (quema de carbón), este apenas si alcanza los 700 y por eso se sobrecarga el sistema de represas.

El desvío de dinero y sobreprecios en compras de equipos que debían instalarse para añadir megavatios al sistema termoeléctrico son señalados por los diputados opositores –y varias investigaciones periodísticas– como otra de las causas de que el sistema eléctrico venezolano no pueda soportar los embates de la sequía.

El desfalco, apuntan, superaría los 50.000 millones de dólares; el caso más llamativo es el de la represa de Tocoma, prometida por el difunto presidente Hugo Chávez para el 2012 pero que aún no entra en funcionamiento, pese a haber absorbido una inversión de más de 8.000 millones de dólares.

Pero mientras se dilucidan las causas –y rezan por que llueva–, los venezolanos parecen estar en una cuenta regresiva en la que cada centímetro del Guri cuenta, y aún falta un mes para el inicio de la temporada de lluvias.

El gobierno del presidente Maduro aún no anuncia algún cronograma de racionamiento, pero cada dos o tres noches las principales ciudades del país, menos Caracas, se sumen en una oscuridad no programada.

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