jueves, mayo 2, 2024

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Obama y Castro, juntos en el partido de béisbol en Cuba

Unos 55.000 aficionados cuidadosamente seleccionados, entre ellos Obama, son testigos de cómo los Tampa Bay Rays se convirtieron en el segundo equipo estadounidense de Grandes Ligas en jugar en Cuba 17 años después de un partido de los Orioles de Baltimore que abrió el camino.

Aquel encuentro en 1999, impulsado por el expresidente Bill Clinton como parte de su iniciativa para facilitar las comunicaciones entre Washington y La Habana, es recordado como el primer paso de la llamada “diplomacia del béisbol”.

“El juego (del martes) contribuirá a desarrollar las relaciones entre los dos países”, dijo el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, de visita en La Habana. Por su parte, Joe Torre, jefe de operaciones de las Ligas Mayores de Estados Unidos, señaló: “El idioma del béisbol es la religión de Cuba y también de Estados Unidos”.

La confirmación del juego la hizo Obama el martes primero de marzo, en una de sus cuentas oficiales de Twitter (@POTUS), poco después de que las Grandes Ligas anunciaran el juego. El mandatario anexó el enlace web de la entidad que rige el mejor béisbol del mundo.

Para confirmar y despejar cualquier duda, casi que de inmediato, igualmente en la red social, Ben Rhodes, el asesor más cercano a Obama y uno de los negociadores de los diálogos secretos antes de la normalización de las relaciones entre los dos países, aseguró: “Estamos muy contentos de fortalecer los lazos entre nuestras naciones a través del amor y la pasión por el béisbol”.

Pero si hay entusiasmo en Estados Unidos, el fervor es mayor en La Habana, donde al día siguiente del anuncio presidencial decenas de obreros iniciaron trabajos de mejoramientos en el estadio Latinoamericano, que incluyeron el terreno de juego. La Serie Nacional de Béisbol, la mayor competencia deportiva de Cuba, fue modificada para darle preferencia al preseleccionado de 41 peloteros que entrena desde el pasado 9 de marzo.

Obama se sentará, seguramente, al lado del presidente Raúl Castro, en el estadio Latinoamericano, principal escenario deportivo cubano construido en 1946 y con capacidad para 55.000 fanáticos. Allí observará el partido previsto para las 2 p. m., hora local.

Sin embargo, antes de instalarse como espectador, el presidente de la nación más poderosa del mundo entrará al campo y se subirá a la loma del pitcher.Con su brazo zurdo, lanzará la primera bola del tercer partido de béisbol –el segundo en la isla– entre un equipo de Grandes Ligas y un seleccionado cubano, desde que entró a regir el gobierno comunista de Fidel Castro, hermano mayor de Raúl.

En materia de béisbol, Obama no va solo. En la delegación incluyó a personalidades de la ‘pelota caliente’, como a los legendarios Derek Jeter, excapitán de los Yankees de Nueva York, y Joe Torre, exdirector técnico del club de ‘la gran manzana’ y miembro del Salón de la Fama; así como a dos expeloteros cubanos radicados en Estados Unidos: Luis Tiant y José Cardenal.

Así mismo, se espera la presencia de los negociadores del proceso de paz entre el Gobierno y las Farc. Según se ha conocido, los delegados estarían en el partido en un palco del emblemático estadio Latinoamericano de La Habana.

Antecedente y pasión

Este será el cierre del capítulo deportivo de la histórica visita del mandatario estadounidense a la isla, al que ya se le llama ‘la diplomacia del béisbol’, pues no hay duda de que la ‘pelota caliente’ contribuyó a descongelar las relaciones binacionales.

No es la primera vez que el deporte sirve de acercamiento entre naciones distantes en materia política. Quizás el antecedente más recordado ocurrió en 1970 con la llamada ‘diplomacia del ping-pong’, el intercambio de partidos de tenis de mesa entre jugadores chinos y estadounidenses que tuvo un desarrollo político favorable. De hecho, se asegura que marcó el comienzo del deshielo en las relaciones entre la China comunista de Mao Zedong y los EE. UU. y preparó el camino para la histórica visita a China que realizó, dos años después, el presidente Richard Nixon.

Ahora el béisbol fue el puente entre Estados Unidos y Cuba. “Con el deporte trazamos una nueva política hacia Cuba”, apuntó Rhodes. No sería extraño que supiera algo de antemano en su momento, pues no parece coincidencia que en abril del año pasado Rob Manfred, comisionado de las Grandes Ligas, expresara su deseo de realizar juegos de exhibición en la isla.

“Espero que la situación en cuanto a cambios concretos de normas federales nos permita jugar algunos partidos la próxima primavera”, dijo.

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