San Pedro Sula.- Una historia salpicada de alegría, mucha paciencia, comprensión, días inolvidables e incluso grises, parece envolver el relato de esta pareja que mantiene latente en sus corazones la llama del amor…esa chispa que surgió entre ellos hace 36 años y, que continúa despierta, desafiando las adversidades e intensas pruebas que el destino ha puesto en sus caminos.
Fue en el pasado mes de julio, cuando Pedro concretó su compromiso matrimonial con Carmen; una pedida de mano muy diferente a lo cotidiano. Allí, a solas en su habitación y frente al altar de la virgen, Pedro dejaría la sortija con una pequeña notita y al encontrarla, Carmen reaccionó sorprendida en una mezcla de sentimientos a flor de piel, entre lágrimas y risas…
Tan solo basta conocerlos, para palpar en Pedro y Carmen dos almas llenas de energía y naturalidad. Se conocieron cuando ambos estudiaban en la universidad gracias a la complicidad de una amiga en común, y así, sin esperarlo, surgió el amor y empezaron una preciosa relación que –después de todo este tiempo– los llevó a pronunciar las mágicas palabras: “sí, quiero” en el altar de la Parroquia Guadalupe durante la ceremonia oficiada por el padre Abraham Mojarra.
Sus amistades más cercanas, defienden que el cruce de sus caminos no fue casualidad, puesto que la solidez de su relación, aún en momentos de quebranto, permanece intacta, negándose a sucumbir ante cualquier reto…lanzándose a brillar en medio de las tempestades y superando cualquier adversidad.
Ambos soñaban con una boda especial e íntima, rodeados de la gente que más querían. Por ello, tanto Pedro como Carmen decidieron hacer de los salones del Hotel Maya Colonial el lugar que acogiera su fiesta postboda. En una mezcla de dos estilos únicos –Vintage Moderno–la pareja quiso reflejar su personalidad en la celebración de un enlace diferente a todos los demás, donde las tonalidades amarillo y naranja tuvieron una gran presencia entre flores, cristales y chandelliers, todo, bajo la organización y planeación de su entrañable amiga de siempre Lidabel Mena y su firma decorativa Acontecimientos.
Un enlace único, en el que todas las personas queridas por los novios participaron en la organización, permitiendo así que se respirara amor en cada uno de los rincones de su gran noche de bodas. El privilegio también lo tuvo el equipo de profesionales de Farah La Revista, que fotografiando hasta el más mínimo detalle de esa velada irrepetible, logró captar las emociones más sinceras de la pareja, así como la inmensa alegría de sus hijos, los invitados y, en general, realizando un reportaje que, sin duda, se caracterizó por la complicidad de los novios en la boda de Pedro Antonio Calderón y María del Carmen Orellana: la demostración más real del amor, la familia y la amistad…
Por: Dayana Ortiz
Fotografías: Samuel Romero
