sábado, mayo 4, 2024

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Cruz se aferra hoy a Indiana, su última baza para frenar a Trump

En la larga recta final del proceso de primarias, el estado de Indiana, industrial pero situado ya en el llamado Medio Oeste norteamericano, puede ser hoy la última baza de Ted Cruz para impedir que Donald Trump pueda alcanzar la mitad más uno de los delegados, los 1.237 que le otorgarían la nominación directa. Una victoria no garantizará al magnate la suma automática, pero sí volver definitivamente al promedio requerido. Y, lo que es más importante, confirmar que, después de su paseo triunfal en los estados del este, el ritmo de victoria del millonario es imparable.

Las encuestas reflejan pocas dudas: la ventaja de Trump ronda los 15 puntos. Pero no es Indiana un estado previsible. Con un electorado que combina ventajas para el millonario, al ser industrial, castigado por la crisis y con numerosos votantes de clase media y trabajadora, con opciones para Cruz, conservador y religioso en su mayoría, nadie se atreve a dar por seguro un pronóstico. Pero el trofeo no es menor: 57 delegados, que se repartirán por el sistema mayoritario (todo para el ganador).

El senador por Texas, que a pesar de sus bravatas sobre sus posibilidades de ser el nominado en la carrera hace tiempo que sólo puede aspirar a una convención abierta y en minoría, está poniendo toda la carne en el asador. El anuncio hace una semana de su ticket presidencial, la exejecutiva de Hewlett Packard Carly Fiorina, fue su primer movimiento, para algunos algo a la desesperada. No es habitual que un candidato anuncie tan pronto a su compañero para la vicepresidencia. Ayer, en una maniobra algo arriesgada pero que da cuenta de sus apuros, Ted Cruz se enfrentó a un numeroso grupo de fieles de Trump, que mostraban caras de pocos amigos. Son los indignados en versión nortemericana: la gran mayoría, blancos, trabajadores y con pocas concesiones.

Los acólitos del showman, con pancartas en las que se leía su nombre, coreaban su nombre al grito de «¡mentiroso!», calificativo que el propio Trump emplea contra él en todos los mítines. En ese momento, Cruz se acercó a ellos y les preguntó: «Pero, ¿qué os puede gustar de Donald Trump? Decidme una cosa que os gusta de él…». A lo que la mayoría replicó: «Todo. Nos gusta todo». Después de un momento de tensión, en el que algunos de los presentes interrumpieron otra vez a Cruz con el mismo grito de «¡mentiroso!», el senador optó por retirarse.

En el lado demócrata, donde Hillary Clinton cuenta ya con el 90% de los 2.383 delegados necesarios, lo que le permite afrontar estas primarias sin presión, que traslada a Bernie Sanders. El senador por Vermont ha asegurado en sus mítines en el estado del norte, que «habrá convención abierta», toda una amenaza de pugna hasta el final que preocupa al establishment, empezando por el presidente Obama, para quien se puede producir una fractura entre los partidarios de Clinton y Sanders muy peligrosa para que la exsecretaria de Estado afronte con garantías de victoria la elección presidencial de noviembre.

Se prevé un resultado tan apretado como el que marcan las encuestas, prácticamente en empate técnico. Otra victoria de Clinton despejaría las pocas dudas de que será la nominada, si es que queda alguna. Para Sanders, que ha sido quien más fondos ha recaudado de todas las primarias, en los últimos dos meses, sería un revés. Aunque su determinación sigue siendo la de llegar al 7 de junio, final de trayecto en California y otros cuatro estados, y a la convención demócrata de Filadelfia, del 25 al 28 de julio.

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