Mientras se esperan los otros anuncios sobre racionamiento eléctrico que impondrá el Gobierno venezolano para hacer frente a la crisis de su principal planta hidroeléctrica –el complejo Guri–, la gente se pregunta si decretar los viernes como “no laborales” para el sector público es una medida efectiva.
El ingeniero y miembro de la Comisión de Electricidad del Colegio de Ingenieros de Venezuela, Eduardo Páez Pumar, se resigna a pensar que el Gobierno está manejando algún cálculo que justifica la decisión. “En algo debe ayudar al ahorro, aunque es muy relativo ya que estamos en una época del año muy caliente. Además de que hay un mayor uso del aire acondicionado, si la gente no está en el trabajo pues estará en su casa, en lugares públicos, lo lógico es pensar que habrá un consumo sustitutivo, por lo que no queda claro la magnitud del ahorro”.
Tanto Páez Pumar como otros expertos lamentan que el Gobierno no haya tomado medidas de racionamiento con anterioridad para afectar lo menos posible la calidad de vida del venezolano y la productividad. La Venezuela de hoy, en franca recesión, ve cómo los centros comerciales trabajan a mitad de su capacidad y espera un descenso de otras actividades, mientras el Gobierno espera que “los grandes consumidores públicos y privados”, incluidas empresas, generen su propia energía eléctrica hasta de cuatro a nueve horas al día. Para ello ordenó a la gente y a la Fuerza Armada vigilar el cumplimiento de esta medida.