martes, octubre 8, 2024

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Condenada a 18 años tras la muerte de dos hijas que creía “embrujadas”

La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a 18 años de prisión aIkram Benhadi, una joven marroquí que fue juzgada la semana pasada por lamuerte de dos de sus hijas y el intento con una tercera.

La Audiencia considera probado que la mujer, de 27 años, asfixió hasta la muerte a una de sus hijas. Sin embargo, la absuelve de la otra de las muertes por entender que no hay pruebas suficientes del delito, al igual que del intento de matar a otra de las bebés, la única de sus tres hijas que quedó con vida.

El fiscal solicitaba para ella 55 años de prisión. Sus abogados, Pedro Pascual y Eladio Mateo, han anunciado que recurrirán la sentencia.

La autopsia de una de las menores, que contaba con tres meses cuando falleció, señaló que Marwa murió de un shock asfíctico debido a una asfixia mecánica por sofocación.

Una situación que los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón compararon con el fallecimiento de Sara, la primera bebé, aunque no pudieron practicarle la autopsia al llevar tres años muerta. Según sus expedientes clínicos ambas sufrieron lo mismo.

Durante el juicio la madre se declaró inocente y afirmó: “Quiero a mis hijas, aguanté nueve meses con desmayos, vómitos y con sangrados, por lo que no puedo hacer eso. Es una barbaridad”.

En el trasfondo de las muertes de las niñas se cree que había un rito bereber, según la investigación realizada por el Grupo de Homicidios.

Durante el juicio, una mediadora cultural afirmó que la joven creía que la casa zaragozana en la que vivía estaba endemoniada y que los espíritus malignos querían apoderarse de las bebés.

La mediadora cultural declaró en la vista oral que tanto la joven acusada como su suegra y cuñado le dijeron personalmente que estaban convencidos de que la casa estaba poseída por los demonios. Reveló que incluso le pidieron que participara con ellos en un ritual para «limpiar» la vivienda de malos espíritus, algo a lo que la mediadora se negó.

Tanto la ahora condenada como sus familiares que testificaron en el juicio negaron que tuvieran tal convencimiento. En la sentencia se dice que la ley está por encima de las creencias.

Al parecer, un Djinn (genio) vivía en la casa por lo que había que evitar que entrase en las niñas y, para ello, la madre les sellaba los labios constantemente, lo que provocó un debilitamiento pulmonar.

La primera muerte se produjo en el verano de 2011, una niña de menos de tres meses de edad. Y en noviembre de 2014 fallecía otra hija, tras haber acudido en varias ocasiones a urgencias en estado muy grave, con insuficiencia respiratoria.

Era el mismo cuadro que en 2013 presentó la tercera niña, la que ha sobrevivido después de que fuera declarada en situación de desamparo por los servicios sociales y su custodia quedara en manos de la Administración autonómica.

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