Decenas de miles de jóvenes se han congregado este jueves en la plaza de San Pedro del Vaticano para rezar por la paz en el mundo, en especial por Tierra Santa, durante una vigilia organizada por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), en el marco del Jubileo de la Juventud.
La oración fue presidida por el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la CEI, quien se dirigió a los jóvenes como “peregrinos llegados a Roma para compartir su fe y esperanza”.
Zuppi, muy cercano a las nuevas generaciones, los animó a no acostumbrarse al sufrimiento: “Las cruces construidas por los hombres que fabrican armas para matar y destruyen lo que da vida, incluso los hospitales”.
“Nunca podemos acostumbraros al sufrimiento infinito”, advirtió durante su homilía, y añadió que el mundo “vuelve a aceptar como normal pensar unos contra otros o unos sin otros” y “no teme la fuerza inimaginable de las armas nucleares”.
El cardenal recordó las palabras del papa León XIV y animó a los jóvenes a “desarmar” sus corazones y sus manos “para desarmar los corazones y las manos de un mundo violento, para curar sus cicatrices e impedir nuevos conflictos”.
“En nuestro mundo se vuelve normal estar unos por encima de otros, unos contra otros, unos sin otros, y ya no creemos que estamos en el mismo barco. La humanidad debe poner fin a la guerra o la guerra pondrá fin a la humanidad”
A lo largo de la tarde, unos 70.000 jóvenes de todas las zonas de Italia, acompañados por unos 120 obispos, así como sacerdotes, religiosos y educadores, llenaron la plaza del Vaticano y ondearon banderas y pancartas con mensajes de solidaridad a las zonas de conflicto.
Durante la jornada, se vivió un ambiente festivo con actuaciones musicales, una orquesta y cantos espontáneos en apoyo al papa de los miles de peregrinos que se encuentran en Roma para participar en el Jubileo que se celebra esta semana en la capital italiana.
El Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, se unió a la oración mediante un mensaje en vídeo, en el que instó a los jóvenes a ser “agentes de paz”.
El cardenal describió la situación en Tierra Santa como “un momento complejo y difícil”, en el que “las muertes son incontables, la falta de medicamentos, la falta de alimentos, el hambre no son una teoría, son una realidad concreta que afecta directamente a miles y miles de personas de una manera inimaginable”.
En sus palabras, destacó que la paz “no es solo un deseo, sino una vida vivida y experimentada”, y subrayó la importancia de superar el egoísmo para apostar por el “nosotros juntos”, como único camino hacia un futuro esperanzador en Tierra Santa.
“Aquí todavía es posible, estoy seguro de que lo es en Italia o en cualquier otro lugar; basta con quererlo, basta con creerlo y ponerse en juego, como tantos hombres y mujeres de todos los tiempos y de todas partes, incluso en Tierra Santa“.
“Los esperamos, esperamos que esta guerra termine pronto, que los peregrinajes puedan reanudarse y que podamos reencontrarnos y abrazarnos en Jerusalén”, concluyó Pizzaballa.
Fuente: EFE